1. Todo comienza con una lámina o bobina de acero inoxidable
La historia de una cubertería comienza con una lámina o bobina de acero inoxidable. Este acero tiene el espesor que se quiere dar a los cubiertos y su composición corresponde a la calidad deseada.
2. El corte del acero
Esta lámina de acero se corta primero mediante una prensa que ejerce una presión de 100 a 150 T para producir una pieza en bruto.
Se obtiene así una forma aproximada que se puede utilizar para producir varias referencias, como un tenedor o una cuchara de mesa de varios modelos diferentes. En el caso de una cuchara, la pieza en bruto se ensancha pasando por un laminador hasta alcanzar la anchura deseada. A continuación, se recorta el lado ensanchado, es decir, se recorta el contorno final del modelo, utilizando una prensa que trabaja a 60-80 T.
Los mismos pasos se llevan a cabo para el tenedor, con la excepción del laminado, que puede simplificarse o eliminarse. A continuación, se recortan los dientes con una prensa de baja potencia. A continuación, se estampan las piezas.
3. La estampación
El siguiente paso es el uso de una prensa con una presión que varía de 200 a 800 T, para obtener la forma y la decoración final del producto.
Todas estas operaciones requieren herramientas muy precisas. En efecto, los diferentes elementos de un troquel no solo deben estar perfectamente ajustados, sino que deben corresponder exactamente al resultado deseado.
4. Hora de pulir
Una vez estampada la cubertería, todavía hay que pulirla. El primer paso es pulir los laterales con 3 bandas abrasivas de grano cada vez más fino, para que queden perfectamente lisos. El pulido final de los laterales se realiza gracias a la experiencia y el saber hacer de los operadores encargados del pulido manual. Estos son los que darán el acabado mate o brillante, según el modelo.
La segunda etapa consiste en pulir la parte delantera y trasera de los cubiertos. Esto está totalmente automatizado gracias a 7 máquinas de pulido, cada una de las cuales realiza una operación muy precisa.
Después de la última máquina, los cubiertos se colocan uno a uno en una máquina desengrasadora para limpiarlos. A continuación, se revisan, se empaquetan automáticamente en una bolsa de plástico y se colocan en una caja, listos para ser enviados.